viernes, 29 de junio de 2012

Mi primera vez



Recuerdo la primera vez que la escuche. Yo estaba en la biblioteca improvisada que mi papá empezaba a construir con un centenar de libros y estantes a medio acomodar. Yo tenía 8 años y mi cabello rizado y alborotado me llegaba por debajo de la cintura, jugaba a construir un fuerte con sábanas y almohadas que había tomado de la recamara de mis padres. Vivía en mi antigua casa, el espacio era limitado pero mi imaginación disfrutaba de quitar esos límites. Una televisión cuadrada y pesada iluminaba la estancia desde una esquina de la habitación. Estaba en el canal de música que seguramente habían puesto porque no había nada en los canales infantiles que a una niña de 8 años le habría satisfecho.

La escena regresa a mi mente como si la viera desde una video casetera antigua, pero el sentimiento que evoca siempre es el mismo; me pregunto porque lo recuerdo con tanta claridad. Sabanas rosas adornaban el piso de mármol y mi perro-en sus años mozos- dormía tranquilo a mis pies. Mi mente estaba concentrada en el juego, nada me habría podido sacar de mi ensueño, fue cuando escuché una música que logró que volteara como hipnotizada a la proyección que se hacía en la tele. Un joven caminaba en la calle despreocupado entre calle oscuras con un micrófono alámbrico en la mano, no parecía que le importara nada más que cantar. En ese momento las imágenes me parecían alucinantes y un tanto surrealistas, jamás había visto algo igual. ¿Qué hacían esos tipos con exceso de gel y colores extravagantes en el pelo mirando con extrañeza a un muchacho que lo único anormal que hacía era cantar en público? ¿Quién debía de ver raro a quién? Y la música ¡ah! Me pareció tan cautivadora; a pesar que no entendía ni una sola palabra de lo que decía, su voz parecía tan apasionada, ensimismada y cálida que era imposible no prestarle atención.

Después de aquella lejana vez no volví a escuchar la canción hasta muchos años después en la secundaria, pero el sonido del piano vivo y pleno rebotando en mi inconsciente nunca se dejo de escuchar. A ratos en la exhortación de mis pensamientos, en ese momento en el que se oscila entre el mundo real y el mundo de las ideas, me venía esa canción sin que fuera invocada, como si simplemente se le hubiera antojado venir para llenar un espacio intranquilo.
Ocho años después, con el pleno conocimiento de que Keane es una banda inglesa de “rock alternativo”- como lo suelen definir algunos- con tres integrantes actuales y cuatro discos de estudio, donde el último vio a luz hace apenas unos meses, puedo sentirme desdichada por nunca haber asistido a alguno de sus conciertos; pero pronto lo haré y se me erizará la piel al escuchar los primeros notas en el piano cuando se escuche “This is the last time"


No hay comentarios:

Publicar un comentario